Ciencia, razón, fe… Galileo, gripe A y cambio climático

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Las relaciones entre ciencia, razón y fe siempre ha sido un tema que me ha interesado. Se han escrito océanos de tinta y no voy a ser yo quien acabe aclarando el tema. Por centrar el tema y aclarar mi posición diré que yo creo en las tres: en la ciencia, en la razón y en la fe. Para mí la fe y la ciencia son dos métodos de conocimiento que se aplican a campos distintos y para ambas tengo que usar la razón, como exige mi naturaleza racional.
Un momento que se suele citar como el punto en el que se separan ciencia y fe es el surgimiento del método científico. Hasta ese momento la teología, la filosofía, la física, etc., estaba unificadas (más o menos) y la Iglesia (que era la que cultivaba estos saberes) estaba muy implicada en el avance de todas ellas.
Galileo GalileiCon el caso de Galileo se produce un abuso por parte de algunos eclesiásticos (que eran teólogos, pero también científicos), que sirviéndose de su superioridad jerárquica (social y eclesiástica) obligan a Galileo a retractarse de una teoría que ellos consideraban equivocada (científica y teológicamente). Galileo era cristiano y era científico, y estaba describriendo el método experimental científico. Se daba cuenta de las implicaciones que para el sistema de conocimiento de la época tendría el avance de ese sistema. El problema fue que: a) Galileo tenía razón defendiendo el heliocentrismo, b) Galileo creía haber demostrado ese sistema, pero no era verdad, c) sus oponentes no tenían razón en defender el sistema tolemaico, pero sí en que Galileo no había demostrado convincentemente el sistema heliocéntrico. Al final la fuerza se impuso a la razón y de ahí se derivó un gran problema para la credibilidad de la Iglesia entre muchos científicos. Es decir, por mal utilizar un método científico se creó un malentendido de consecuencias graves.
Me dirán: ¿y qué tiene eso que ver con la gripe A y el cambio climático? Bueno, el paralelismo, si quieren, está un poco pillado por los pelos.
En el caso de la gripe A se utilizaron una serie de herramientas científicas (en las que no voy a entrar, porque tampoco tengo todos los datos) para predecir que un virus determinado podría producir millones de muertos. Ciertamente, la posibilidad existía, pero según pasa el tiempo nos vamos dando cuenta de que se ha exagerado el problema. No se sabe si por intereses económicos o de otro tipo, se llevó a los gobiernos a una situación en las que se hicieron unos gastos que ahora nos parecen difíciles de justifica. Si se llega a demostrar que había mala fe (espero que no la hubiera) el golpe para la credibilidad de la OMS, de los gobiernos, de la medicina preventiva, etc. será terrible. En todo caso su prestigio quedará minado.
Y el cambio climático. Este tema se me escapa más. Yo no sé si hay o no. No sé si tiene origen humano o no. Tengo opiniones que tienen tan poco valor como la del churrero de la esquina (dicho sea con todo el respeto para el churrero). Lo que sí parece claro es que hay unos científicos que «cocinaron» los datos para que aparecieran lo que a ellos les convenía. Y eso es un fraude al método científico. Si se toman las costosísimas medidas que ellos proponen (o más bien, imponen) y luego resulta que todo ese coste no vale para nada porque resultan estar equivocados, la ciencia caerá al nivel de la astrología, la quiromancia y cualquier otra clase de superchería.
Porque al final lo importante para la ciencia y para la fe, es buscar la verdad, utilizando la razón para ello. De ello sacaremos conocimientos para el bien material y espiritual de los hombres y del planeta.

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    • Fer
    • 14 de septiembre de 2010

    Me va a disculpar, pero Galileo utilizó correctamente el método científico. Presentó sus pruebas, y dió evidencias de sus afirmaciones, publicándolas para que se pudieran contrastar.
    Los satélites de Júpiter, las montañas de la Luna, las nuevas estrellas eran evidencias a favor de su teoría, y por último las fases de Venus y las manchas solares pruebas concluyentes a favor del sistema heliocéntrico y que descartaban el geocéntrico.
    Sin argumentos a cambio, pues la Iglesia sólo tenía la Biblia a su favor, y eso es poco científico, fue amenazado de tortura para obligarle a abjurar. 33 años antes, también a Giordano Bruno se le ofreció, y al negarse fue quemado en la hoguera. El inquisidor fue el mismo cardenal Bellarmino que juzgó a Galileo por primera vez.
    Fue condenado a arresto domiciliario a perpetuidad, y se le prohibió publicar, si bien escribió y sacó de contrabando su obra cumbre, los discursos de las dos nuevas ciencias, el origen de la ciencia moderna y pieza clave para que Newton continuara su labor, a pesar de esta injusta condena.

  1. ola

  1. 2 de enero de 2011

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